J.H. Blackburne jugaba un ajedrez muy fuerte en sus últimos
años, a pesar de su conocida afición por
el licor. Una vez, durante una exhibición de simultáneas, hurtó
la bebida de un
oponente tan rápidamente, que el
hombre no tenía idea de quién vació su vaso.
Blackburne rápidamente ganó
este juego y después comentó: "... Mi oponente dejó un vaso de
whisky ‘en prise’
y me lo tomé al paso. Aquel pequeño error arruinó su partida".
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