Akiba Rubinstein ya estaba evidenciando signos de un excéntrico comportamiento: en la última ronda, y necesitando sólo un empate para hacerse con
el primer lugar, rechazó una oferta de tablas ofrecida por Wolf a principios de la partida. Ellos continuaron, y Rubinstein forzó a Wolf a entrar en una combinación de mate. Luego, para el asombro de todos, Rubinstein cambió varias
piezas, quedando una posición estéril.
A continuación, le
ofreció tablas, que por supuesto, fueron
aceptadas. Cuando se le preguntó
por qué no aceptó la primera oferta de tablas, y luego por qué no le dio mate a
Wolf, Rubinstein respondió:
"¡Con Wolf, ofrezco tablas cuando yo
quiero, no cuando él quiere!"
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