Guimard, Campeón Argentino |
Corre el año 1937, y Guimard en París contempla una mesa del famoso Café La Regence, en la cual jugaba
al ajedrez Napoleón. En ese instante se acerca Alekhine, muy jovial. Ambos se
saludan alegremente…
-Maestro Alexander ¿Qué le ha
pasado? Lo encuentro más joven ¿A qué se debe el cambio?
Responde Alekhine con ojos iluminados.
-¡A María Elena! No saben ustedes
lo que María Elena está haciendo por mí…Gracias a ella me siento como si
hubiera nacido de nuevo, y gracias a María Elena volveré a enfrentarme con el
Doctor Euwe.
-¿Tanto hizo ella por usted,
maestro?
-Lo increíble. Vengan a casa y
tendré el gran placer de que la conozcan.
Alekhine, Campeón Mundial |
Guimard y sus acompañantes están
emocionados por la invitación del maestro. Alekhine acaba de pasar por un
violentísimo temporal…sentimental. Se ha divorciado, y completamente deprimido,
tuvo que enfrentar a Euwe, quien le batió en un dramático match. Con el
transcurrir de los meses, el sufrimiento cede y el maestro termina casándose
otra vez, suceso que parece rejuvenecerlo 20 años. Cuando Guimard y sus amigos
llegan a la casa de Alekhine, donde éste le muestra las salas, obras de arte y
cuando llegan a la cocina, alguien le recuerda:
-Todo esto es magnífico maestro,
pero usted nos prometió presentarnos a la responsable de su rejuvenecimiento, a
su resurrección…
-¡Allá vamos, queridos amigos!
Responde Alekhine, que acto seguido
abre una puerta de la cocina, y agrega:
La leche recién ordeñada
constituía el alimento dilecto, y días después “el hombre de la vaca” derrotaba
a Euwe de manera estupenda...
Queda el interrogante:
¿Realmente María Elena contribuyó
al renacimiento de Alekhine?
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