24/7/19

AJEDREZ Y DIVERSIDAD: ¿CÓMO PUEDE CONTRIBUIR AL TEMA LA INSERCIÓN INSTITUCIONAL DEL AJEDREZ?


PEDAGOGÍA Y AJEDREZ
AJEDREZ Y DIVERSIDAD
¿CÓMO PUEDE CONTRIBUIR AL TEMA LA INSERCIÓN INSTITUCIONAL –ESPECIALMENTE LA ESCOLAR- DEL AJEDREZ?  

A: “El señor Palomar ve asomar una ola a lo lejos, la ve crecer, acercarse….”
En una escuela secundaria del conurbano bonaerense, albores del siglo 21…
-“¿Quién sabe jugar ajedrez?” Pregunto en un intermedio en la clase primer año.
Seis alumnos levantan la mano con sorpresa y con sonrisas levemente esbozadas.
Luego, en el recreo, estoy jugando con ellos en una de las mesitas del patio. Muchos chicos y chicas se acercan, preguntan, ayudan a mi rival ocasional…Se genera un nuevo mundo, algo así como un micromundo fantástico…Llevar un tablero y trebejos a la escuela me lleva a indagar cómo confluyen el ajedrez, con la cultura, las instituciones y la diversidad. Confluir, fluir, afluir, ondear, y la imagen de las olas ondulantes que se forman a lo lejos y llegan a las playas.
Con la certeza de que nuestro Universo puede conjugarse como una miríada de ondas, hasta nuestros propios cuerpos, concibo a cada cuestión como una Ola (metáfora de onda) que se entrelaza con otras, llegando a interferencias constructivas o destructivas, siendo fuente de nuevas Olas, siendo el fin de otras tantas, así me dirijo a indagar el vínculo del Ajedrez y la Diversidad…Como Ítalo Calvino afirma: “No se puede observar una ola sin tener en cuenta los aspectos complejos que concurren a formarla…”

B: La Ola del ajedrez multicultural.
El ajedrez es un juego, mixtura de varios juegos
milenarios, originados en puntos distantes en el tiempo y en el espacio. Mientras muchos tratan de justificar por qué jugamos los humanos, coincido que la acción jugar ya existió antes de que se formen las primeras culturas en el mundo, quizá lo llevamos en nuestros propios genes…¿será una ventaja desde el aspecto evolutivo? No discutiremos eso por ahora. El juego ha fomentado el espíritu creador de nuestros predecesores, iniciándose posiblemente como un ritual, o como la creación de mundos mágicos, o como una relación entre el Ser, la Vida y la Muerte. O mejor expresado, para estar a salvo del sinsentido y de la omnipresencia de la Muerte…el juego como un sinsentido para derrotar a otro: el sinsentido existencialista. El juego conforma a la cultura humana ya desde sus inicios, y no hay que ignorar al juego; porque casi todo lo abstracto se puede negar, como la belleza, el espíritu, Dios. Lo serio se puede negar; el juego no. Entre los juegos ancestrales se destacan los juegos de mesa, donde los tableros suelen representar al mundo, las piezas a hombres, animales y deidades, pero además con la asistencia de dados o palillos de colores, que con su azar representaban la voluntad de entidades superiores. El destino en poder del capricho de los dioses, así el Senet egipcio, o el chaturanga hindú, considerado como uno de los protoajedreces. Sin embargo del juego no viven los hombres, y para satisfacer sus necesidades básicas, civilizaciones antiguas como las de Persia, China o India comercian entre sí. A pesar de ello, muchos comerciantes son “Homo ludens”, y comparten sus juegos con sus cófrades mientras negocian. Estas tres culturas confluían en la Ruta de la Seda cerca de la región asiática de Kashgar, buen motivo para atestiguar que los protoajedreces se entrelazaron como olas lúdicas y generar el conocido Ajedrez Antiguo, junto con la eliminación del azar, lo cual ya planteaba un desafío existencial: el destino no moraba en el capricho de los dioses, sino en la voluntad de los hombres. Lo que sigue ya es más conocido y aceleramos las Oleadas de siglos que se aproximan hacia nuestro presente; el Ajedrez ondulando entre variopintas culturas, algunas con relaciones de aceptación, otras con rechazo por contravenir cuestiones religiosas, económicas, políticas…Así llega el ajedrez por fin a Europa hacia el siglo X, y en Valencia se convierte en la “Cuna del Ajedrez Moderno” hacia fines del siglo XV. Lógico es aseverar que el ajedrez llegara al continente americano a través de los conquistadores españoles entre fines del siglo XV y principios del siglo XVI, llegando sobre verdaderas Olas del Océano Atlántico. Es muy conocido el caso del Emperador Atahualpa,  considerado el “primer ajedrecista” de los Pueblos Originarios Americanos.  

Durante el siglo XIX el Ajedrez - ya arraigado en el continente americano- acompañaba a los ejércitos en sus campañas. El mismísimo General José de San Martín era un buen ajedrecista; también jugaban ajedrez Necochea, Lavalle, José María Paz y otros tantos jefes militares, así como políticos de la talla de Rivadavia. En los salones de las familias acomodadas de la Buenos Aires poscolonial se practicaba ajedrez, donde las damas y los caballeros combatían el tedio en parte de sus veladas. Sin embargo, las primeras formas organizativas del ajedrez en Argentina comenzaron en los cafés de la ciudad de Buenos Aires, considerando al “Café Lloveras” como el precursor, donde los mejores jugadores de la ciudad porteña se congregaban a mediados del siglo XIX en las mesas de ajedrez a cambio de unas económicas tazas de café. También el ajedrez se practicaba en clubes, como el Club del Progreso y otros, hasta que se fundó el “Club de Ajedrez” , el primero en Argentina,  un 15 de junio de 1881 sito en  Suipacha esquina Rivadavia de la Ciudad de Buenos Aires. El ajedrez se expande en nuestro país y se lo ensambla a la cultura nacional; a mediados del siglo XX comienza a hacerse popular, hay torneos, publicaciones en los diarios, noticias en las radios, un cuarto puesto en París del Equipo Argentino en 1924, el match Alekhine-Capablanca que se organiza en la Capital Federal en 1927, el Torneo de las Naciones de 1939, los subcampeonatos Olímpicos a mediados de siglo, Campeones mundiales juveniles como Panno, Fischer-Petrosian en 1971…todos estos eventos y tantos otros no hicieron más que generar oleadas de ajedrez en la sociedad argentina, incluida en sus instituciones. Y esas olas ajedrezadas comienzan a irrumpir en algunas Escuelas, a fines del siglo XX y en especial a principios de este siglo…

C: La Ola de la escuela multifuncional.
La Escuela no es un juego: fue creada por los Estados y las Religiones cristianans europeas hace cinco siglos. En sus aulas, la autoridad del maestro podía convertir a jóvenes a una determinada religión, luego convencerlos de su nacionalidad, de manera colectiva a partir del siglo XIX. Las dos primeras Revoluciones Educativas golpeaban con sus Olas ideológicas a las escuelas de tantas culturas en todo el mundo, aunque todo iba “viento en popa” para las autoridades. Pero la tercera Revolución Educativa llegó reforzada por la Revolución Cultural. Aunque la autoridad del Estado mermaba sin mencionarse claramente, permitió concebir la educación como un derecho más que una obligación, un refugio a la sociedad de consumo y un reducto donde se considera importante la corriente moral. El mundo se abrió más allá de las aulas, gracias a la televisón en los hogares de millones de familias. Mientras se cuestionaba la utilidad de las aulas, llega la cuarta Revolución Educativa, montada en la ola de la Revolución Digital, con Internet en la cresta. El docente reproduce los contenidos oficiales en medio de un nuevo ambiente socio-tecnológico en el cual sus alumnos pueden crear y compartir contenidos en múltiples formatos. A pesar de que la tercera y cuarta Revolución Educativa parezcan oleadas que interfieren destructivamente contra la ola escolar, aunque en menor amplitud, se mantiene actualmente vigente, ya que no es sólo un conjunto de aulas, sino que es un sistema de educación que satisface parte de una necesidad social. Una educación que posibilita el crecimiento del individuo desde la edad más temprana, hasta la reproducción social y cultural.

Los que más vayan a la escuela aumentarán sus chances de un mejor futuro, tener más acceso a diversas culturas.

D: “….cambiar de forma y de color, envolverse en sí misma, romper, desvanecerse, refluir”
Así que estamos inmersos en ondas culturales milenarias, centenarias y otras más lozanas, que se suman a las institucionales, ahora enfocado en la comunidad educativa. En la escuela, los alumnos están en la formación de su propia identidad; en parte, tomada por su realidad del entorno, también en las pantallas que aceptan como parte de su mundo, mentada como “Realidad Virtual” (¿No es un oxímoron?). En este siglo, la realidad es más compleja como múltiple, y la visión del “otro” es parte del entramado de la cotidianeidad. Por lo tanto, dentro de la institución educativa, sus integrantes deben tomar una postura surgida del consenso respecto a la diversidad cultural imperante; a partir de la cual se proyectan prácticas educativas concretas. La respuesta educativa más acorde en estos tiempos se basa en la aceptación o el “diálogo intercultural”, porque la escuela tiene el potencial para lograrlo, también porque se puede consumar en armonía la multiplicidad de identidades en un contexto escolar. Si consideramos a cada alumno, docente, directivo o auxiliar como una onda sonora, combinadas pueden dar como resultado una armoniosa sinfonía; la diversidad ya no es algo que debe negarse o limitarse, sino todo lo contrario, reafirmarse y enriquecerse a base de respeto y reflexión. Cuanto más recursos colaboren para este objetivo, su concreción se hace cada vez más prometedor; y es allí donde el ajedrez puede aportar en este propósito, el Ajedrez Escolar en especial si se lo vuelve más institucional. El ajedrez es un juego que posee gran riqueza simbólica, muy aprovechable para guiar al docente en su vinculación con el teatro, historia o matemática, además de promover la convivencia democrática, de ofrecer la oportunidad de pensar con autonomía. 
Mientras tanto, en mi escuela intervengo llevando mi juego de ajedrez para disputar partidas amistosas con mis alumnos y sumar una ola “ludicultural” que trascienda en ellos.
¡Cuánto se puede conocer al otro a través del juego! Se puede establecer un rito de negociaciones, intercambios de ideas bajo reglas consensuadas…

Me imagino a aquéllos comerciantes hindúes, chinos y persas en la remota Kashgar, hábiles en establecer acuerdos, hasta en sus momentos de ocio: tablero y trebejos de por medio, cada uno con su versión del juego. Para jugarlo, debieron concertar reglas que permitan respetar las tradiciones de sus ricas civilizaciones, pero que a la vez de origen a un juego más virtuoso. “Saquemos el azar de los dados” diría un persa; “no permitamos que el rey sea capturado” afirmaba un chino; “Incluyamos elefantes en las tropas” aclamaba un hindú, mientras todos se reunían en las noches en las carpas de campaña tras dura jornada. Reglas más, reglas menos, dio origen al ajedrez antiguo, luego de otros tantos acuerdos con respecto a enroques, diseño escaqueado del tablero y figuras nuevas, el ajedrez siguió enriqueciéndose gracias al diálogo intercultural. Hoy todo el mundo lo juega de la misma forma, trasciende los límites del lenguaje hablado, permite el diálogo lúdico y metafórico entre dos personas que pueden ser tan diferentes en identidades culturales, pero que pueden compartir juntos la fraternidad humana, construir la paz y disfrutar del “sinsentido de la vida” con alegría.

Autor del Trabajo:
Profesor M. Caballero (h)
Agradecimientos
Licenciado Javier Caramia

Bibliografía consultada
-          “Historia del ajedrez argentino”. Tomo I. Copié, José. Editorial De los Cuatro Vientos, 2007.
-          “Historia del Ajedrez”. Gomez, Gabriel Mario. Editorial Planeta, 1998.
-          “Homo ludens”. Huizinga, Johan. Alianza Editorial/ Emecé Editores. 2007.
-          “Los orígenes del Ajedrez, lo que opinan los historiadores”. Romeo M.C. 2006
-          Revivir las aulas. Un libro para cambiar la educación. Debate. Capítulo I. Las cuatro revoluciones educativas, págs. 21-31. RIVAS, Axel (2012) Bs. As. Editorial
-          La diversidad cultural en las organizaciones educativas, María de los Ángeles Sagastizábal (Revista Novedades Educativas, Año 15 N° 153- Noviembre 2003)
-          GVIRTZ, Silvina, GRINBERG, Silvia, ABREGÚ, Victoria (2012) LA EDUCACIÓN AYER, HOY, MAÑANA. El ABC de la Pedagogía Editorial Aique, Buenos Aires, 2012 - Fragmento inicial del capítulo 1, páginas 13-33.
-          JUEGOS INOCENTES, JUEGOS TERRIBLES GRACIELA SCHEINES, (1998), BS. AS. EUDEBA (Páginas 11-33)
-          Ponencia del Comité Científico, Múltiples dimensiones del ajedrez escolar, Javier Caramia